21 feb 2009

Cuaderno de viaje II


Entre las sierras, cerca de la precordillera, un pueblo a orillas del lago.
Noche de fogón con amigos.
Mientras los demás preparaban todo, él se acercó a la orilla del Puelo y alzó la vista...
Admiró por largo tiempo las constelaciones dibujando el cielo por encima de los cerros. Nicolás había crecido allí.
Cada viernes, y siempre y cuando el tiempo lo permitiera, aprovechaba las noche de fogón para mirar el brillo de las estrellas, soñando con contemplar el cielo desde otro sitio. Aunque en esos momentos recibía los comentarios de sus amigos, porque podía olvidarse el motivo de las religiosas reuniones allí, no le importaba... se daba el gusto de perderse en la inmensidad del silencio y la naturaleza.

"Las idas y vueltas de la vida", pensaba; el trabajo, la familia... estar acostumbrado a ciertas cosas, iba demorando algunos "gustitos" que quería darse.
Algún viaje, tal vez... quién sabe.
Con el correr de los días se decidió a pensarlo seriamente, y saldar las deudas de su alma; conciliar el sueño sin reproches de su conciencia y darse la oportunidad de andar por nuevos caminos...



2 comentarios:

SANTIAGO dijo...

será posible nunca asisti a un fogón como la gente ...

Andru y Alain dijo...

... mmmmm
ni yo!!!

Lo que últimamente me ha dejado sin palabras

Julio Cortázar... como siempre

Carta...

Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera, y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso que es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mi,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de libertad.