Día III
El viento sur trajo la primera lluvia de primavera. Una tormenta tan fuerte que aún ella no pudo esconder de mí, el aroma de los pimpollos a punto de abrirse.
El inconfundible olor a la tierra húmeda se mezcló con el de las rosas y la retama florecida.
La tarde se vistió de ese gris intenso y amenazante, contrastando con el verde de los álamos y el pasto.
Los gorriones y teros buscan refugio en sus nidos; las calles quedan desiertas y yo, en un reparo, escucho llover.
Con los ojos cerrados, frente a ése espectáculo único, lleno de aroma y sonido, me olvido del mundo.
Sólo yo… y mi lluvia de primavera.
* Nota: cuando encuentre el nombre de la autora de la imagen, lo subo. Mis disculpas!.
1 comentario:
Andru:
Felicitaciones por el blog. Deberías hacerle un poco de publicidad. Se nota que estás enamorada de tu lugar en el mundo.
Un beso
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